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Reseña: Las cosas que perdimos en el fuego

Más información en la página web de Anagrama

Mi primera vez leyendo a Mariana Enríquez me ha llevado a descubrir un libro de relatos, que es bastante popular a los dos lados del atlántico, y que lleva por título “Las cosas que perdimos en el fuego”. Se trata de un libro que en líneas generales me ha gustado mucho, y del que puedo decir que me parece una muy buena carta de presentación para quienes quieran acercarse a la obra de la escritora porteña.

Las cosas que perdimos en el fuego” está compuesto por doce relatos que tienen un tono propio del género de terror, y en los que la autora irá aprovechando para mostrarle al lector algunas de sus preocupaciones con respecto a la sociedad en la que vivimos. Se podría decir que lo paranormal y lo social se dan la mano, en unos relatos que afectarán al lector desde varios y diferentes ángulos, y esto es algo que enriquece la experiencia lectora.

Me gustaría dedicarles unas pocas líneas a algunos de mis relatos favoritos, pero obviamente tratando de no desvelar nada muy revelador de la trama, porque de verdad que hay que leer los cuentos de Mariana Enríquez:

El primer relato, “El chico sucio”, tiene como protagonista a una mujer que vive en una gran casa situada en un barrio donde viven personas con menos recursos, a pesar de que su familia está en contra de su decisión, ella parece feliz con su estilo de vida. Algo que me ha llamado la atención es que este relato destila una fuerte sensación de comunidad, ya que sus vecinos son gente muy cercana, y esto será lo que llevará a nuestra protagonista a querer ayudar a un niño pequeño, cuya madre drogadicta y embarazada ha desaparecido durante la noche. Este es un relato en el que se denuncia la pobreza en la que viven los más necesitados.

En el segundo relato, titulado “La hostería”, se nos cuenta cómo la familia de un político local decide irse a pasar unos días al pueblo, allí la hija del matrimonio aprovecha para reencontrarse con sus amistades de la infancia. Al parecer las cosas han cambiado en el pueblo, pues el padre de la amiga, un respetado guía turístico ha perdido su trabajo. Las dos chicas iniciarán una operación de venganza, pero fracasarán en su intento.

Uno de mis cuentos favoritos es “La casa de Adela”. Ambientado en una casa abandonada, que asusta incluso a los adultos, como se puede apreciar por la reacción de la madre de dos de los niños protagonistas. El relato es realmente inquietante, si tenemos en cuenta que lo estamos viendo desde los ojos de unos niños pequeños, dos hermanos que tienen una amiga a la que le falta un brazo. Un día los amigos deciden entrar en la finca de la casa, y esto es algo que generará una obsesión en el pequeño Pablo, quien decide que tienen que entrar dentro de la casa, al entrar serán testigo de cosas muy extrañas. Un suceso que marcará la vida de dos familias para siempre.

El patio del vecino” me parece que es el relato más macabro, y el que peor sensación te deja después de leerlo. Aquí la autora, con una gran maestría, irá construyendo este relato añadiendo cada vez una dosis más de tensión hasta llegar a la conclusión. Pero también tengo que decir que me parece que está tratado muy bien tanto el plano social de la historia, como ese lado más paranormal que una historia de terror tiene que tener. Paula, nuestra protagonista, es un personaje muy interesante, lleno de contradicciones, que debería ser feliz pero no lo es, que podría haber sido una trabajadora modélica pero se encuentra en casa sin trabajo,…

En “Verde rojo anaranjado” se hace una reflexión sobre el poder que ejerce Internet en las personas, y como puede anularlas completamente. Ejemplificado, en esta historia de dos amigos, en la que un chico decide encerrarse en su habitación para no volver a salir; mientras que la chica decide mantener las visitas a su casa, además de chatear con él sobre temas muy extraños y perturbadores.

Y qué mejor forma de terminar que con el relato que da título a esta espléndida colección, “Las cosas que perdimos en el fuego”. Un último relato que encierra el mensaje más potente de todos los doce cuentos que se reúnen en este libro de Mariana Enríquez. Trata, de manera indirecta, sobre los feminicidios, y lo hace en su vertiente más cruel, dura, e inhumana, como son los casos de mujeres que son quemadas vivas. Obviamente no es un relato fácil de leer, pero es necesario leer acerca de estas cosas, porque es un tema que a uno le hace pensar y reflexionar acerca de estas violencias contra la mujer, y este es un tema sobre el que hay que seguir educando a las nuevas generaciones ya que por desgracia parece que no hay ningún avance.

A modo de conclusión, los relatos de Mariana Enríquez tienen un trasfondo que te hace reflexionar sobre temas que están presentes en nuestras vidas y son parte de la sociedad, pero es innegable que todos tienen ese poso del terror que hace que el lector sienta escalofríos con ciertos pasajes. Además, es una buena forma de mezclar esa tradición anglosajona del terror, con una ambientación tan innegablemente propia de Argentina. Estoy seguro de que seguiré leyendo a esta autora, que tan buena impresión me ha dejado con este libro de relatos que es muy recomendable.

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Reseña: La casa de los espíritus

Son muchos los libros que encierran una apasionante historia en el interior de sus páginas, y a pesar de que eso se puede aplicar a esta novela firmada por Isabel Allende; tengo que empezar esta entrada diciendo que tuve serias dificultades a la hora de conectar con la historia, y no fue hasta el último tercio del libro en el que pude empezar a disfrutar de su lectura.

Es cierto que “La casa de los espíritus” es una novela que incluye un gran número de personajes, que abarca a varias generaciones de la familia Trueba mientras estos son protagonistas de los distintos sucesos políticos que han marcado la historia más reciente de Chile; sin embargo he de decir que esta saga familiar no es para nada una novela compleja de leer, ya que es bastante fácil de seguir la historia gracias a sus tres grandes protagonistas femeninas porque son los personajes que hacen avanzar la trama.

Sin entrar a desvelar mucho de la trama podemos decir que en esta obra de Isabel Allende hay dos nombres que uno no puede olvidar en ningún momento, el de Esteban Trueba, quien ejerce de narrador durante una parte de la novela, y el de su hija Blanca. De Estaban podemos decir que es el personaje arquetípico del patrón que desea labrarse una riqueza en la finca familiar Las Tres Marías, y conseguir prestigio para su familia a cualquier precio y sin pensar en las consecuencias de sus actos, muchos de ellos totalmente despreciables. Y luego tenemos a Blanca, y yo pienso que es Blanca y no su madre, ese gran personaje femenino que le aporta más matices a esta gran novela, empezando por la relación con su madre y hermanos, sus primeros amores, la historia con Jean de Satigny, el nacimiento de su hija -Alba-, y su papel en la última parte del libro que la hace brillar con luz propia en las horas más oscuras de su padre.

Si algo demuestra la vigencia de esta obra, es que los temas tratados en ella siguen siendo relevantes a día de hoy, y en ellos encontramos algunos que son propios de los coetáneos de Allende, y otros de esos temas que podríamos definir como recurrentes en la carrera de la escritora chilena, todo ello con un toque de realismo mágico que irá dando paso a ese estilo más social y realista. Los temas a destacar son: la familia, la religión, el feminismo, la política, las diferencias entre las clases sociales, y el golpe militar y posterior dictadura.

Otro gran aspecto que hay que destacar es la manera magistral de acelerar la trama en la parte final de la novela, momento en el cual la historia se acelera de una manera que el lector también sentirá ese vértigo que la sucesión de acontecimientos provocará en unos personajes que terminarán viéndose arrastrados por una situación que los supera, algo que supone un gran cambio con ese ritmo más lento que destila la primera mitad de la novela en la que la autora se deleita en esa parte fundamental de la presentación de personajes y las descripciones de los mismos.

Para terminar me gustaría mucho recomendar la lectura de “La casa de los espíritus”, un libro que no ha perdido su vigencia, que sigue siendo publicado tras más de treinta y cinco años desde que vio la luz, y que ya es parte indiscutible de la rica tradición literaria latinoamericana. Por mi parte aclarar que es cierto que me costó bastante conectar con la historia, pero no es algo que pueda atribuirse a la calidad de la misma, y tengo que decir que finalmente pude ser partícipe de la gran historia que tenía entre mis manos. Hay gente que prefiere ese toque misterioso de personajes como Clara Del Valle, pero no puedo negar que es cuando las cosas se ponen feas para nuestros protagonistas cuando más he disfrutado de esta historia que tan bien supo reflejar la triste realidad de un pueblo como el chileno.