Desde que tengo uso de razón he sentido una poderosa conexión con la naturaleza, ya sean los bosques mágicos que podemos encontrar en Galicia, o la inmensidad del océano atlántico que baña nuestras costas; es por ello que siempre los tengo muy presentes y forman parte de la mayoría de mis recuerdos, estas imágenes que permanecen ancladas en mi memoria y que ahora son sujeto de mis preocupaciones debido al cambio climático y a la emergencia climática en la que vivimos.
No pretendo copiar el discurso de Greta Thunberg, persona que no me genera ninguna simpatía (antes de la aparición de la adolescente sueca había -aún hay- muchas organizaciones y colectivos preocupados por el medio ambiente), pero sí que me gustaría comentar un par de cosas sobre las que deberíamos reflexionar, porque de verdad creo que poniendo un poco de nuestra parte podemos hacer mucho.
Como digo el ecologismo no es, o no debería ser, la nueva moda pasajera; en realidad debería ser una forma de entender la vida a todos los niveles, y es por ello que me parece que las pequeñas acciones pueden suponer una gran diferencia, y no estoy hablando de esos mantras que ya se han encargado de repetirnos acerca de separar los residuos en casa, o del ahorro de agua y energía.
Siempre he pensado que el mensaje de que deberíamos cuidar el medio ambiente pensando el las futuras generaciones está equivocado, y además viendo la situación actual me atrevería a decir que tampoco ha tenido un gran impacto en la sociedad. En mi humilde opinión, deberíamos de cuidar de nuestros bosques, lagos, playas y demás espacios verdes para poder disfrutarlos cada verano, cada primavera, y cada año, para que las cosas sigan estando otro año más en donde han estado toda la vida; no sé si me explico, pero debemos de ser más egoístas en este tema y preocuparnos porque nuestra playa sea la más limpia, nuestros bosques los más verdes y nuestros ríos los que más vida marina tengan.
Como se puede ver siempre he considerado que la naturaleza es fuente de riqueza, es por ellos que veo con tristeza cómo se han ido sucediendo los acontecimientos relacionados con este tema, las cumbres del clima no se las cree nadie, la lucha contra los incendios parece una broma de mal gusto, y el tema del coche eléctrico parece otra forma de desviar la atención sobre el verdadero debate acerca de la movilidad de la sociedad del siglo XXI. Soy crítico con la situación actual, y no veo ni avances ni ideas sobre cómo convertir nuestra sociedad en una más respetuosa con el planeta en el que vivimos, espero que ahora que la cumbre del clima se celebra en nuestro país se hable más y más de este asunto sobre el que todos deberíamos reflexionar.