He decidido dedicarle una entrada a King Gizzard and the Lizard Wizard, y lo quiero hacer antes de que publiquen su nuevo álbum, LW, que podremos escuchar a finales de febrero y será el primero de los tres que el grupo australiano tiene pensado publicar en este 2021. Tengo que reconocer que escuchar toda la discografía de los de Melbourne ha sido todo un placer, y un ejercicio que nos demuestra el buen estado en el que se encuentra la industria discográfica en Australia; sin embargo el tener que seleccionar diez canciones de una banda que tiene diecisiete álbumes de estudio es algo que requiere una escucha activa y más selectiva.
Algunos datos que nos ayudan a comprender la grandeza del grupo liderado por Stu Mackenzie podría ser el hecho de que su carrera está condensada en un periodo de nueve años, y no podemos dejar de mencionar que en 2017 publicaron cinco de sus diecisiete álbumes. Dejando a un lado el tema de su elevada producción artística, y centrándonos en el sonido del grupo, tenemos que enfatizar que su música es mucho más que guitarrazos y distorsiones, hay una mezcla de influencias y estilos que enriquecen su sonido y nos asegura de que nunca sabemos qué nos encontraremos en el próximo disco de King Gizzard and the Lizard Wizard.
Este grupo de Melbourne está formado por seis músicos que se caracterizan por ser capaces de tocar diferentes instrumentos, pero por lo general podemos decir que los integrantes de King Gizzard and The Lizard Wizard son: Ambrose Kenny-Smith teclados, armónica y percusión; Stuart Mackenzie cantante y guitarrista; Joey Walker y Cook Craig guitarristas; Lukas Skinner al bajo y Michael Cavanagh a la batería. Y no me quiero olvidar de Eric Moore, quien ejerció como segundo batería del grupo desde su origen y hasta el 2020, y ahora está totalmente centrado en el proyecto de Flightless Records que es sello que produce los álbumes de King Gizzard y otras bandas de la escena de Melbourne.
Antes de repasar esas canciones que he seleccionado, me gustaría hacer un pequeño análisis de una discografía en la que podemos señalar dos aspectos fundamentales: el primero es la alta producción y otro sería el hecho de que los australianos dedican un tema ya sea sonoro o conceptual a cada uno de sus trabajos discográficos. Como resultado tenemos discos que la gente conecta entre ellos, e incluso hay gente que afirma que todos los álbumes del grupo están conectados. Yo recomiendo “Nonagon Infinity” (2016), “Flying Microtonal Banana” (2017), “Polygondwanaland” (2017) y “K.G.” (2020) como los discos que todo el mundo tiene que escuchar para empezar a disfrutar de la música de este grupo.
Mi lista de diez canciones: como siempre muy personal y siendo consciente de que se han quedado fuera algunas canciones que también son muy interesantes.
«High Hopes Low» de 12 Bar Bruise (2012). Tema perteneciente al álbum debut de King Gizzard and the Lizard Wizard, esta es la típica canción que podemos seleccionar como carta de presentación del grupo, y se trata de un tema que define a la perfección ese sonido que está presente en este primer trabajo musical, pero que también apreciamos en los siguientes álbumes de la banda.
«Head On/Pill» de Float Along – Fill Your Lungs (2013). Canción con la que abre este tercer disco, y que deja una clara declaración de intenciones, además de ser una muestra de la ambición de este grupo australiano que no le tiene miedo ni a la duración de sus canciones, ni a dejarse llevar por la improvisación controlada que pueden tener los músicos que empiezan a componer a través de lo que vaya surgiendo en las sesiones de grabación de un álbum.
«I’m in Your Mind Fuzz» de I’m in Your Mind Fuzz (2014). Con su quinto álbum de estudio podemos afirmar que King Gizzard and the Lizard Wizard inician el proceso de la recogida de diferentes influencias que terminarán enriqueciendo su sonido. También es innegable el cuidado que se pone en la instrumentación de este álbum.
«Bone» de Paper Mâché Dream Balloon (2015). Este es un disco que se caracteriza por el sonido inconfundible de los instrumentos acústicos con los que los integrantes del grupo tuvieron que trabajar para este séptimo álbum. Otra de las curiosidades de Paper Mâché Dream Balloon es que Eric Moore aparece como que no ha tocado ningún instrumento, y con un escueto «nothing» en los créditos del disco.
«Gamma Knife» de Nonagon Infinity (2016). Podemos afirmar que fue en 2016 cuando la cosa se puso seria para los de Melbourne, y con la publicación de este disco consiguieron sus primeros éxitos en las listas de la ARIA (Australian Recording Industry Association) y el Billboard americano. Un reconocimiento al trabajo de este grupo, que viene tras haber conseguido completar un álbum conceptual como es Nonagon Infinity, en el que tenemos nueve canciones en las que el final de unas se difuminan con el principio de las siguientes, y el último tema nos vuelve a llevar al comienzo del álbum.
«Billabong Valley» de Flying Microtonal Banana (2017). En esta ocasión nos encontramos con un grupo de músicos que se encierran en el estudio y deciden que van a experimentar con los microtonos (cada uno de los intervalos musicales menores que un semitono y permite la utilización de más notas), e incluso han modificado sus instrumentos para llegar a esos microtonos. Y se trata de un disco de un nivel tan alto que tras varias escuchas me ha sido imposible seleccionar una canción que destaque por encima del resto; es por ello que me quedo con esta que trata sobre el tema de los forajidos australianos, y en lo sonoro tiene influencias que nos llevan hasta las costas de la península de Anatolia. Además en esta ocasión podemos escuchar a Ambrose como la voz principal.
«The Lord of Lightning» de Murder of the Universe (2017). Muchas son las personas que afirman que hay evidencias claras de que este disco y Nonagon infinity (2016) son dos álbumes que comparten el mismo tema conceptual y que están conectados entre ellos; y podemos pensar que si en el estribillo de este tema se canta “Nonagon, nonagon. Nonagon infinity.” esas personas tal vez tienen algo de razón. Un disco imprescindible en el que encontramos joyas como esta, mezcladas con la voz de dos narradores diferentes, que nos van narrando una historia de ciencia ficción utilizando la técnica del spoken word.
«Polygondwanaland» de Polygondwanaland (2017). La canción que da título al duodécimo trabajo discográfico de los aussie nos demuestra que menos es más, y que cuando se tiene todo por su sitio los resultados llegan, y en este caso con un disco redondo en el que encontramos temazos como este.
«Venusian 1» de Infest the Rats’ Nest (2019). Con este disco he tenido un pequeño dilema, y es que «Venusian 1» no es la mejor canción que podemos escuchar en Infest the Rats’ Nest; sin embargo esta es la canción que da inicio a la parte final del álbum, y es la que nos lleva al final de la historia que con una temática claramente ecologista podemos escuchar en este álbum desde el principio hasta el final del mismo. Además este disco supone la primera aproximación a un sonido más potente como es el del thrash metal.
«Oddlife» de K.G. (2020). En esta segunda aventura explorando todas las opciones que ofrecen los microtonos el grupo de Stu Mackenzie nos han deleitado con un disco que está lleno de grandes temas, pero del que podemos rescatar este “Oddlife”, marcado por un sonido dominado por la percusión y en el que nos lleva de vuelta a Flying Microtonal Banana (2017).
Y un extra, que en esta ocasión corresponde al último single del próximo álbum L.W. (2021), que lleva por título «O.N.E.«, y del que podemos decir que es una especie de continuación del álbum lanzado en 2020, además de ser un nuevo acercamiento a los microtomos, y un disco que será el primero de los tres que los australianos han prometido sacar en este 2021.